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FestivalAnfitrion06

ANFITRIÓN. TEATRO Y CAMINOS DE MEMORIA

A veces existe la oportunidad de trabajar en lugares mágicos, donde el círculo se cierra y las cosas cobran sentido, aunque sea durante un rato. Esa fue mi sensación en Baelo Claudia, el conjunto arqueológico de época romana situado frente a la playa de Bolonia. 

Allí se celebraba el festival Anfitrión a lo largo del mes de agosto, en las ruinas de un teatro en el que se trabajó sin descanso para recuperar esa esencia indescriptible de los lugares que nunca mueren. Y es que detrás de cada espectáculo están todos aquellos que lo hacen posible, desde los técnicos a los acomodadores.

Precisamente es una de las ventajas de la fotografía de escena, poder mirar entre bambalinas. Poder ver esa previa, los ensayos e incluso, en algunas ocasiones, poder acompañar a los artistas en los camerinos. 

Tuve la suerte de poder hacerlo en este viaje, en el verano de 2022, y conocer y compartir con compañías como Las Niñas de Cádiz , Proyecto Cultura o Eva Escudier.

Me permitieron acompañarlos en los camerinos, en la intimidad, mientras se preparaban, repasaban el texto, el vestuario o buscaban la forma de canalizar esos nervios previos al inicio del espectáculo. 

Así es como yo vivo la fotografía de escena. No solo captar los momentos, buscar la emoción, el movimiento, sino sentirlo, palparlo y empaparme de ello desde que cruzo la entrada del teatro. 

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